Hay una sociedad secreta latinoamericana, que se encarga de resguardar la literatura fantástica escrita en español. Sus miembros no celebran reuniones ni hay líderes reconocibles, si acaso algunos talleristas y editores desperdigados por todo el continente. Nadie sabe cuántas almas reúne este club oculto. Algunos pertenecemos desde hace años sin saberlo y cuando el conocimiento de que formamos parte de tan selecto grupo nos viene a la mente muchos sonreímos con inocencia y nos encojemos de hombros. La obra de Emiliano González, poderoso narrador mexicano, Maestro de la Fantasía, ronda de mano en mano entre los miembros de esta sociedad que ni siquiera tiene nombre.
Emiliano González fue un lovecraftiano de cepa, antecesor de todos nosotros, los que reptamos alguna vez en las librerías de viejo para encontrar volúmenes de ficción Weird.
Cuando un joven mexicano se inscribe a un curso o taller de cuento fantástico es común que el maestro le facilite un CD o una USB con los libros que necesitará durante su iniciación. Sus grimorios con los que podrá afrontar los retos de la cruzada mágica que le espera. En tiempos modernos tal vez se le comparta una liga a un repositorio en la nube, pero el espíritu es el mismo. Así es como esta sociedad a la que hago mención recluta a sus nuevos miembros. El conocimiento se comparte libremente y, antes de que los defensores de la venta de libros legales me linchen por lo que escribo aquí, esto se debe a que en general no contábamos sino hasta hace pocos años con reediciones de las obras de Francisco Tario, Amparo Dávila, Leonora Carrington, entre otros. Recién se unió Emiliano González con su obra mágica titulada “Los sueños de la bella Durmiente”, y estoy tan feliz que compré dos ejemplares.
Los compré por internet, hecho que mi yo de hace veinte años hubiera juzgado imposible. El tacto de las páginas es en sí “mágico” para mí. Leí este libro hace tiempo en una versión en PDF que me compartieron en un taller de cuento fantástico. Tocar este libro me hace pensar en aquellas épocas en las que iba por las tardes al ciber café a imprimir cuentos de H. P. Lovecraft en papel bond porque no tenía ediciones a mi alcance. “Rudisbroeck o los autómatas” es un relato tan especial para mí que lo releía una y otra vez en ese papel de impresora, que me costaba a un peso por hoja.
Este libro, “los sueños de la bella durmiente” es en parte responsable de que me decidiera por escribir cuento fantástico. Allí donde algún maestro o compañero de taller sin escrúpulos me decían idioteces como “la literatura fantástica es solo para escritores del primer mundo” o “en México solo se escribe y se publica realismo”, Emiliano Gonzaléz, con su poderosa enseñanza me decía “mándalos a la verga, mano, tú escribe lo que se te de la chingada gana”. Sé que tal vez el maestro no hablaba así, pero de esa forma es como yo me lo imaginaba, y pues me ponía a escribir.
Este libro es muy especial para mí pues me ayudó en épocas oscuras de mi vida. Hubo un tiempo en que todo perdió sentido, dejé la escuela en primer semestre de prepa y viví como una especie de hikikomori por unos años. No tenía nada, más que mis libros. Andaba por las calles de Aguascalientes como arrastrando una enorme piedra o como si el dedo de Dios me oprimiera desde el cielo, eran imágenes que usaba a menudo para describir mi situación vital. No lo pasé bien la verdad.
Pero, empecé a escribir, fui a algunos talleres y después el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Aguascalientes me dio una beca de creación literaria. Ese hecho cambió muchas cosas para mí pues era como si el universo me dijera que no había problema, que siempre podíamos levantarnos de nuevo. Así que pasé un año escribiendo algunos cuentos, siempre con la poderosa presencia de Francisco Tario, Amparo Davila, H. P. Lovecraft, J. R. R. Tolkien y Emiliano González en todo lo que escribía. Con el dinero de la beca compré mi primera computadora para escribir más a gusto y hasta hice la prepa en un solo examen.
“Los sueños de la bella durmiente” se siente como un viaje a un mundo fantástico, no te lo puedo describir de mejor forma. Si conoces los RPG de la vieja escuela como, Final Fantasy, Chrono Thrigger, Alundra, The Legend of Dragoon, entre otros, puede que entiendas un poco de la atmósfera inicial. No se parece a nada dentro de la literatura mexicana, si acaso un poco a Galaor de Hugo Hiriart, y eso solo un poco por la sensación de estar en otra época. Es un libro de fantasía, escrito años antes de que las tan mentadas Sagas hicieran aparición en los estantes de libros. Es una combinación de verso y prosa al estilo de Azul… de Rubén Darío.
Inicia con Rudisbroeck o los autómatas, una historia en la que un alquimista Johan Rudisbroeck, crea golems con intrincados mecanismos de relojería, muy al estilo del Renacimiento. El problema surge cuando este sabio se enamora de una joven que vive en un convento y ella no puede burlar la vigilancia de las monjas. Es entonces cuando crea a un golem a imagen y semejanza de su enamorada. Ya está, no te contaré más, espero que lo leas y después me digas qué te parece.
En el libro tenemos menciones a Cthulhu, H. P. Lovecraft y Arthur Machen, amén de otras más referencias que dan muestra del tipo de gustos literarios que tenía Emiliano González. Este libro nos abrió camino a varios que gustamos de la literatura extraña y las atmósferas oscuras. Esta edición es genial por los grabados que incluye y solo espero que el maestro haya tenido ocasión de verla antes de morir.
En La herencia de Cthulhu Emiliano González nos deja una obra digna del círculo de Lovecraft:
Al tiempo que escribo esta entrada no tiene ni un año de la muerte de Emiliano González. En las redes algunos hicimos posteos al respecto, pero en general la noticia pasó de largo para la mayoría. Es una tristeza porque la potencia imaginativa que tenía este señor no se encuentra fácilmente. A continuación, te dejo algunas imágenes de este libro:
La portada es simplemente espectacular. La obra está editada por Penguin Random House Grupo Editorial y es una gran edición. Me encantan los grabados.
Y aquí puedes comprar esta gran obra de la literatura fantástica escrita en español.
Antes de despedirme, quisiera dejarte algunas palabras del maestro Emiliano González:
DIÁLOGO
in memoriam Arthur Machen
El discípulo: ¿De dónde viene esa tensión de los huesos,
esa intensa amargura de la carne?
El maestro: Del tiempo. Tu tensión y amargura son históricas.
El discípulo: Pero esa flor…
El maestro: Esa flor sobrevivió al naufragio vegetal,
y al mirarla la conviertes en un cardo.
El discípulo: Menos aún: pura ceniza…
El maestro: ¿Lo ves? Tu enfermedad ha trascendido el espíritu.
Ahora es cósmica.
El discípulo: No consigue asustarme, maestro…
El maestro: No me extrañaría que tu flor renaciera
de las cenizas para entonar melodías espectrales…
Así te digo ahora, Emiliano, tu flor renació entre nosotros y varios escuchamos tus melodías espectrales.
☠☠☠
Si te gustó la entrada comparte con otros raros como nosotros, me gustaría saber que hay otros weirdos allá afuera leyendo libros oscuros y escuchando música para vampiros.