La guerra de los mundos de H. G. Wells es una historia mítica para los lectores de ciencia ficción de todo el mundo. Con el trasfondo de la lucha entre clases y la fragilidad del control humano sobre este planeta, esta novela lleva años llevando maravilla y terror a lectores y, en años más recientes, a espectadores.
Pocos conocen la historia del artista brasileño, Henrique Alvim Corrêa, quien contribuyó a crear las imágenes de pesadilla como las conocemos hoy día: los trípodes, las ciudades devastadas y esos rayos con los que los invasores mataban a la población.
La guerra de los mundos original
H.G. Wells publicó por primera vez su revolucionaria historia de invasión extraterrestre en la revista Pearson, en los números que van de abril a diciembre de 1897. Esta publicación serializada contaba con ilustraciones entintadas a blanco y negro por el artista británico Warwick Goble.
La publicación íntegra de la novela vino al año siguiente y fue un éxito inmediato. Se editó en más de seis idiomas, y aunque algunas de estas ediciones contaban con algunos elementos gráficos (un trípode ocasional en la portada o la página de título) la primera edición ilustrada se publicó hasta 1906. Esta edición especial de solo 500 copias influyó en la descripción de las creaciones de Wells a partir de entonces.
Un talento desconocido
El ilustrador de este libro fue Henrique Alvim Corrêa, un artista brasileño que vivió una corta pero intensa y productiva vida. Alvim Corrêa nació en Río de Janeiro en 1876 en el seno de una familia adinerada. Su padre murió cuando él tenía siete años, y su madre se volvió a casar con un banquero en 1888. Cuando Alvim Corrêa tenía 16 años, en 1892, su familia se trasladó a Lisboa antes de establecerse definitivamente en París un año después. En 1894, a la edad de 18 años, comenzó su instrucción con el pintor militar Édouard Detaille.
En el año 1898, Alvim Corrêa abandonó sus estudios y, en contra los deseos de su familia, se casó con Blanche Fernande Barbant, de 17 años, hija del grabador Charles Barbant, quien también fue un exitoso ilustrador de libros de Julio Verne, entre otros autores. Los recién casados se mudaron a Bruselas y tuvieron su primer hijo a fines de ese año. Sin el apoyo financiero de su familia y con las conexiones en el mundo artístico terminadas, Alvim Corrêa tuvo que realizar cualquier trabajo que pudiera encontrar para arreglárselas.
Encuentro con H.G. Wells
Entonces Alvim Corrêa se trabajó como loco para hacer que su trabajo saliera a la luz. Desarrolló un estilo de fuertes contrastes y movimiento dinámico. Exploró paisajes oníricos surrealistas, la caricatura, figuras en acción, paisajes reales y ficticios, además de temas de erotismo y violencia. En 1903 leyó La guerra de los mundos y se inspiró para dibujar su visión de los marcianos de Wells, que encajaba tan bien con los temas recurrentes de su obra privada. Alvim Corrêa llevó algunos de sus dibujos a Londres y se los mostró a Wells, quien no lo conocía. El escritor quedó tan impresionado con la obra de arte que invitó a Alvim Corrêa a ilustrar la próxima edición especial de La guerra de los mundos del editor belga L. Vandamme.
Alvim Corrêa pasó dos años trabajando en las ilustraciones. En 1905 volvió a Londres para mostrarle a Wells la colección final de 32 dibujos. Wells los amó su trabajo y en 1906, L. Vandamme publicó la edición francesa ilustrada de lujo de La guerra de los mundos. Cada uno de los 500 ejemplares de la edición especial fue numerado y firmado por Henrique Alvim Corrêa. Respecto de las ilustraciones, Wells declaró: “Alvim Corrêa hizo más por mi trabajo con su pincel que yo con mi pluma“.
Enfermedad y muerte
Sus ocupaciones del año 1905 también incluyeron varios meses en Suiza, donde lo operaron en el intento de detener la tuberculosis que devastaba sus pulmones e intestinos. Se recuperó de la cirugía, pero no de la tuberculosis. Tuvo que ralentizar su agitada agenda de trabajo, pero incluso así produjo arte único, como Visions Erotiques, una colección de 20 dibujos eróticos entrelazando sexo y muerte que publicó bajo el seudónimo de Henri Lemort (Henry el muerto) en 1908. En 1910 realizó otra exposición de su obra, esta vez junto a piezas de otros artistas. Alvim Corrêa murió en 1910 a la edad de 34 años. Nunca dejo de trabajar hasta el final de sus días.
Permaneció prácticamente desconocido, incluso en su país, fuera de un círculo de coleccionistas de libros raros y conocedores de La guerra de los mundos de Wells. A principios de la década de 1970, los historiadores del arte brasileños lo sacaron a la luz como un hijo pródigo de gran talento e innovación. Durante las décadas siguientes, su trabajo, especialmente los dibujos de Wells, se exhibió en museos de todo el país.
Sus dibujos originales para La guerra de los mundos permanecieron en su familia hasta 1990, cuando 31 de los 32 originales se vendieron a un coleccionista privado, junto con un cartel que anunciaba la edición especial y una nota que Wells escribió.
Aquí de tejo 11 de las 32 imágenes que el genio de Henrique Alvim Corrêa creó.
Esta edición de La guerra de los mundos de 1906 ahora es de dominio público.
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